Bestimenta. Óscar Pirot

oscarpirot

(México, 1979)

 

CISNE

 

El cisne no llora en su muerte sino canta

el cisne no llora porque sabe que la muerte es un canto

una música en la que el silencio

juega un solo que dura toda la vida.

 

 

 

FUGA

 

Una libélula

enquistada en el tiempo

rompe a volar.

 

 

 

CONTAGIO

 

Un grano de arena contiene todo el desierto

por eso la cigarra le canta al oído

 

para que todos

y nadie

la escuchen.

 

 

 

UNICORNIO

 

De mi pecho salió de pronto un unicornio blanco

que al desgarrar mi tórax

corrió velozmente derramando el paisaje

que en mí dormía

 

no soy

sino una huella más

en su camino.

 

 

 

 

CARRERA

 

El caballo y el jinete

desaparecen de sí mismos

y reaparecen de nuevo

en un único animal:

 

el viento.

 

 

 

NODRIZA MARSUPIAL

 

Desgarro suavemente el marsupio del silencio

 

me hago con todas sus crías

y dejo que maduren en mí

 

cuando ya han bebido de mis ubres

(ya limpias de cualquier murmullo)

corro y las devuelvo a su antigua madre

que

–como un gesto de invaluable gratitud –

me adopta y entonces

me quedo a vivir con ellas.

 

 

 

PECES

 

Y es que los peces duermen con los ojos abiertos porque no tienen párpados

sueñan hacia fuera para que su corta memoria onírica

sirva como red a cualquier atisbo de realidad mientras roncan

 

o quizá viven siempre en una penumbra intelectual

en una duda que les impide discernir lo real de lo soñado

 

siguen el mismo comportamiento que las palabras

nunca cierran los ojos ni siquiera cuando sueñan

por eso podemos verlas

porque nos miran

porque nunca dejan de hacerlo

ni siquiera cuando naufragan

y dejan de decirnos

 

la palabra es un ojo sin párpados

 

su sueño es la escritura

su realidad el silencio.

 

 

 

PULPO

 

Para ahuyentar a mi depredador

arrojo este charco de tinta

 

y entonces fosforezco en su mirada

 

me vuelvo visible en lo invisible.

 

 

 

INFANCIA CON PATOS

 

 

*Cito: los patos trazan ondas que intervienen la caligrafía del río, se dijeran barquitos emplumados comiéndose el pan que les arrojo junto a mi padre desde una lancha en la que vamos como lámparas sin rumbo, se dijeran velas a flote en carne vítrea, se dijeran pliegues desde oscura transparencia, hálitos, presencias casi, ánimas dentro de la sangre, se dijeran visiones gemelas a su silencio. – fin de la cita.

 

 

 

© Óscar Pirot, de los poemas

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Osvaldo Lamborghini. La Divertidísima Canción del Diantre (anexos)

lamborghini

(Buenos Aires, 1940 – Barcelona 1985)

 

1

El cuerpo tiene un órgano metafórico,

es el lugar de todas las transmutaciones,

es el lugar poético por excelencia, el ano,

en el sentido que es el lugar

donde el niño y la niña

se encuentran todavía, subrayando todavía,

sin el corte, sin la diferencia de sexos.

El lugar metafórico, el ano,

mierda, niño, regalo, pene,

todo ahí es intercambio.

Incluso una gran mujer,

mujer de Nietzsche,

mujer de Rilke,

casi mujer de Freud:

Lou Andreas Salomé,

habló de la vagina como

eternamente

arrendada al ano.

 

 

 

2

¿De qué color, coliflor, amada mía,

será tu corazón?

Verde, o seguramente lila.

Selecta caña,

si la vista no me regaña.

Tu excremento es un puro viaje

femenino.

Niño, el excremento femenino,

la raya continúa y abarca,

el buque parte

hacia una una

primavera entrada en años.

 

Te escribo desde el descrédito.

Yo no hice una obra, hice

una experiencia, experience.

Al margen, yo te amo como se ama

al rumor heteróclito,

el clítoris todavía todavía

de la página aún no escrita,

manejo de los sinónimos.

¡Lo que es la lengua castellana!

Afirmación que hay, débese, entender

en estos términos:

Lo que es: la lengua castellana.

Y no mi pésima

bragueta.

Nocturno, nocturno, nocturno.

 

La política llegó, llegó a los ánimos

y entramos como yegua sudada.

Hay que ver lo que son estos campos,

hay que ver el trébol partido

y el municipio de un otario.

Hay que ver la luna, el sol, la aguada

allí donde beben los caballos

bien pero bien de mañana,

y esto ya lo dije en otro lado.

 

Si pudieras, che, estar conmigo,

si yo pudiera acariciarte el pelo

con la dolorosa trenza del m’hijita,

si pudiera mirar tu mano, decirme:

en otro momento besaré su mano.

Pero solo me importan los ángeles

y los dialectos del paraíso.

 

 

 

3

La Divertidísima Canción del Diantre,

pertenece a una modernidad alterna

—no, nada de alternativa—, y es una historia.

Si yo supiera pensar —no, nada de escribir—

archivarla en mi memoria

la instancia de su modulación, alterna,

comprendida en una balanza donde el peso

de la vanguardia:

dos puntos más dos puntos

igual no igual es nulo.

Tranquilamente mis errores planean en un plan

bajo, lo siento, de pasar al guion

—ya ocurrió: ese coronel cinematógrafo,

el cine y su Instituto Nacional hasta las heces

de los cuerpos de un batallón de granaderos

enterrados en los hielos —eternos—

desde la Campaña de los Andes.

 

Éste es el peso nulo de mi haber:

igual, no igual.

Enseñar, en Vermont,

inconsciente y barroco, ¿mejor?

¡Oh, Jerry!

(Ha introducido

en mi parturienta cama

su pelambre, entre mis piernas entalcadas,

donde yo escribo, y lame, y lame.)

La Argentina es azul, Pringles, y cuando ríe

Jerry acaba, eyacula, Frank Brown. ¿Y?

Mis imágenes, diantre

vuelven a estabilizarse en el cine picante

de una conciencia culpable.

Igual, no igual.

A ver si vamos a creer, a ver,

que hemos progresado tanto como para no tener

una conciencia culpable.

¡Oh, Jerry!

 

 

 

 

© Herederos de Osvaldo Lamborghini.

de: Poemas 1969-1985. Penguin Random House Grupo Editorial. Barcelona. 2015