Parménides de Elea. Poema (frag. 1)

Parménides

(Elea, 530 a. C. y el 515 a. C)

 

Las yeguas que me llevan, tan lejos como alcance mi ánimo

me transportaban, una vez que en su arrastre me abocaron al camino de múltiples palabras

de la deidad, el que con respeto a todo lleva por él al hombre que sabe.

Por él era llevado, pues por él me llevaban las muy discretas yeguas

que tiraban del carro; mas el camino unas muchachas lo marcaban.

El eje, en los bujes producía un ruido de siringa,

al rojo (pues se veía urgido por dos tornátiles

ruedas a uno y otro lado), cuando se apresuraron a escoltarme

las jóvenes, hijas del Sol —dejada atrás la morada de la noche—,

hacia la luz, tras haberse destocado la cabeza con sus manos.

Allí están las puertas de las sendas de la Noche y del Día

y las enmarcan dintel y umbral de piedra.

Situadas en el éter, cubren el vano con grandes portones;

las correspondientes llaves las tiene Justicia pródiga en dar pago.

Las muchachas, hablándole con suaves palabras,

las convencieron hábilmente para que el cerrojo con fiador

de las puertas en un vuelo descorriese. Y de los portones;

el vasto hueco dejaron al abrirse, una vez que los muy broncíneos

quiciales giraron en sus quicios, el uno tras el otro,

provistos como estaban de espigas y clavijas. Por allí, a su través

en derechura guiaban las muchachas carro y yeguas por el camino real.

Y la diosa me acogió, benévola. En su mano mi mano

diestra tomó. Y así me dirigió la palabra y me decía:

Joven acompañante de aurigas inmortales,

llegado con las yeguas que te traen a nuestra casa,

salud, que no fue un hado malo quien te impulsó a tomar

este camino (pues es cierto que está fuera de lo hollado por los hombres),

sino norma y justicia. Preciso es que todo lo conozcas,

tanto el corazón impertubable de la verdad bien redonda,

como placeres de mortales en que no cabe verdadera convicción,

aunque, aún así, lo aprenderás, como preciso era

que las apariencias sean genuinamente, permeando todas a través de todo.

 

 

© Alberto Bernabé, de la versión al castellano

de: Poema. Fragmentos y tradición textual. Ediciones Itsmo. Madrid. 2007.

 

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