Magnolia entre las vísceras
I
««:Agosto no luz camorra en las ramblas corren / aire sucio de los incendios / baba de nadie que dejó la refriega Agosto no sal calzado el desaire y la obsolescencia del atributo viril ni espada ni revolver ni puño mestizo en cada fractura se atisba el color fermentado de la canallada y el gris pavimento de los cementerios: ingles de ladrillo y párpados de pvc martirio con oquedad de sílabas estivales No Agosto en las camisas rojas de los reventados por la joven fiebre del despropósito y la avaricia jade y pezuña de mostrenco y fardos inasumibles que nos ahogan y entierran Agosto no esperpentos y calumnias al verso del periodista y los coros ministeriales y geométricos más dinero más calderilla y también tinajas con oro líquido lágrimas de banquero… gotea hirviendo el labio de las muchachadas gotea y supura como el aterido vello de un siglo desecho y famélico que vuelve sus ojos al sombrío pasadizo que va de un abrazo a una ausencia no vaciada aun de lo suficiente Agosto no libro vena a vena desenredado del cuerpo avasallado para una lectura en las vibraciones y el moroso bosque sin sol la inalcanzable nocturnidad del dolor la espesura del daño en las articulaciones chirriantes la ciudad de los esclavos pero tú Seno terso y firme acunas en la electricidad del amante una resistencia feraz y desobediente por las caderas los muslos y la espalda acuerdo fulgurante con la complicidad de los no castrados Agosto no Paris ni Atenas las oscilantes curvas de Sierra Magina orean el perfume de un tiempo por venir Silueta áspera siendo los anzuelos celestes de una caída memoria bajo que signos solventar la afrenta de una luna llena desproporcionada en las ciegas cabañuelas las estrellas errantes son invisibilizadas por la nocturna cal Moneda preciosa de los telediarios :Agosto no resurrección el plazo queda cercado en la misma desolación que llamó perros a los hijos del hombre y miseria a los versos de Rimbaud.
¿detrito o música? Vamos a tener que darnos prisa…»»
II
«Sobre un baúl de nenúfares (borra nenúfares) de alfileres mejor dicho pusieron tu ojo indivisible que larvado de sal y miedo mantenía-sé abierto por no traicionar al abuelo (tachemos abuelo) al maquillador.
—Así ha de rezar la esquela del chivato.— Nadie pagó pero hubieron flores.»
III
«Ayerdecer la semilla vuela adentro del ave y adentro del frío se hace música y azúcar trae memoria del futuro la anticipada flor el escándalo.»
IV
«Oscilante movimiento el puñal al puño palabra de filo mortal en la vena falla que se abre voraz Anemia de los náufragos —acento parisino— el coronel dejó propina aun la peonza gira y gira U que dobla sobre la T casi la erosión del falo acero que busca de cuajo sacarte las entrañas dar de comer a los cuervos Vaivén del mudo taxista ebrio en la esquina junto al hipódromo ballestas saetean al mulato hijo del indocumentado pirao que vendía farlopa a los regatistas Honra el resbalón y en zigzag gana el foso de arena la atleta jubilada País que ya no existe otro dictador cambio la contraseña del candado La sierra minera no llegaran las transferencias Cenaremos en casa con la tele —llagas en las ventanas que no cierran— puesta y así no tendremos que hablar de los nigerianos atrapados entre las mareas Noventa y siete ahogados Péndulo sobre la frontera temblor de esa cuerda que pudo estar al cuello nadie viaja gratis Hace frío en tu escalera ya no duerme el rumano gotea el puñal la vejiga está a punto de reventar Hay pan duro de ayer y algo de mermelada Para qué más de una comida no hemos resuelto aun como escapar de los zulos de los CIEs de las comisarías de los negreros de las balsas de los especuladores de los medios de comunicación de los racistas de las bandas organizadas del sermón de los pijos de la bata blanca de las cunetas de los sótanos Curvada vuelta y vuelta cae la fruta pocha Las hojas la tapan cuando el viento revuelve la tarde sin ángeles ni cipreses Vamos pisando por el camino asfaltado sin mirar a las cunetas Sin mirar Sin miramientos.»
V
«de voz Desahucio caverna del cráneo así fuera ojo que dijo mamá a la lluvia y abrazo de tierra al huerto cosidos los dientes al cuello de la rabia no los niños en tu vértigo no los niños la calcinada fotografía en sepia ni las vallas de la factoría en la explanada sucia —deténganse el lector la huérfana el jardinero tuerto— derrotada en los basurales recuentan fósiles restos que suman luxadas y patizambos restos multiplicados
[…/…]
inasumibles cúmulos frente a la higuera cuya pensatez está madurando en el suelo
no vale el abono en tierra estéril
muros de aire Plomizo oscuro suave un pelo de adolescente oscila cuestionador del modo de anudar los daños ¿llegas a verlo —slowly—
casi un flequillo danzar
e irse?»
VI
«Determinadas posesiones son un crimen por ejemplo los ojos de un perro joven Algunos desprendimientos usura como el de la responsabilidad sobre tus esclavos o la sangre del prudente Pero lo imperdonable hoy es echar tela asfáltica sobre el lecho de las magnolias y podar la sombra de los balcones o tapiar el mirador al mar de tu pueblo costero Hacer en la cena de año nuevo un brindis por los fondos de inversión especulativos y llamar pringao al indígena que defiende con su vida el palmo de tierra de sus ancestros Si lloviera ácido no estaríamos peor Hoy las palabras están flacas y llenas de pulgas Algo tendría que decir la poesía Pero ¿con qué coraje humildad precisión y dignidad si lleva tanto tiempo mirando a la luna de espaldas al mundo? »
(25.08.2011 – 03.10.11)
© Víctor Gómez Ferrer, del texto inédito
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