Seamus Heaney, o el retorno a la semilla

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Seamus Heaney

Sin lugar a dudas, uno de los rasgos distintivos de la poesía de Seamus Heaney Premio Nobel de Literatura 1995 es que, tomando como pretexto un acontecimiento del presente, la voz poética rememora ciertas anécdotas que tuvieron lugar en algún momento de su pasado. Esta acción le permite evocar aquellos sentimientos y sensaciones que creía ya olvidados y, a partir de ellos, llevar a cabo toda una reflexión acerca de la vida, la violencia y la propia condición del ser humano. En este sentido, para Heaney, el recuerdo tiene vital importancia, ya que es de allí de donde nacen sus poemas, producto del contraste entre la experiencia vivida y el conocimiento del presente.

Violencia y memoria
Lo curioso es que esta misma particularidad, tan celebrada y admirada por todos nosotros, supone a la vez la gloria y la condena del autor, cuya obra poética supera ya la decena de libros. Ciertamente, District and Circle, su última entrega, presenta algunos poemas que evidencian síntomas de un agotamiento en la utilización de este recurso: si antes la anécdota era motivo para la introspección y la indagación de su propia conciencia, ahora esta se muestra como la aplicación mecánica de una fórmula para escribir poesía. Sin embargo, en conjunto, el libro se muestra superior a su precedente, Electric Light, de 2001. Por fortuna, en el nuevo poemario apreciamos la grandeza de Heaney en poemas como «The Blackbird of Glanmore», «To Pablo Neruda in Tamlaghtduff», «Helmet», «Edward Thomas on the Lagans Road», «The Lift» o también en el que titula el libro: «District and Circle».

Un claro ejemplo de este cansancio expresivo nos lo proporciona «The Tollund Man in Springtime», poema que nos remite a «The Tollund Man» publicado en Wintering Out, de 1972, y que alude al cadáver de un hombre del siglo IV a. C., encontrado en perfecta condición en Dinamarca, en 1950. En esta nueva versión cuya larga versificación se opone a la de 1972, el mismo Hombre de Tollund no solo nos recuerda su pasado, sino que nos relata sus acciones y reflexiona sobre su relación con la naturaleza mientras vivía. Asimismo, nos habla de su aspecto actual de momia bien conservada que decide abandonar el museo para caminar como un hombre libre, llevándose consigo sus secretos: «Dust in my palm / And in my nostrils dust, should I shake it off / Or mix it in with spot in pollen’s name / And my own? As a man World, cutting turf, / I straightened, spat on my hands, felt benefit / And spirited myself into the street«. No obstante, en la anterior versión, «The Tollund Man», Heaney abordaba el tratamiento y representación de la violencia sobre el ser humano bajo el pretexto de reflexionar sobre aquella momia hallada en Dinamarca. En ese poema nos decía: «The scattered, ambushed / Flesh of labourers, / Stockinged corpses / Laid out in the farmyards, // (…) Out here in Jutland / In the old man-killing parishes / I will feel lost, / Unhappy and at home«.

Esta temática será recurrente y obsesiva en sus siguientes libros, como sucede en North y Station Island, de 1975 y 1984, respectivamente. De igual manera, en District and Circle, también vemos tratada la violencia en «A shiver», «Polish sleepers», «Anahorish 1944» y «The Aerodrome». En estos dos últimos poemas, de muy alta calidad, la voz poética se unifica con los recuerdos infantiles de Seamus Heaney, cuya granja se encontraba cerca de un aeródromo que era utilizado por la fuerza aérea norteamericana para que sus naves repostasen y saliesen a bombardear las ciudades enemigas durante la Segunda Guerra Mundial. De hecho, el tratamiento de la violencia en su poesía no es de condena ni tampoco adopta ninguna postura moral, sino que resulta un motivo más para emprender el viaje al pasado y analizar sus propias reacciones frente a ella. En este caso, la voz poética en «Anahorish 1944» evoca el placer y la inocencia de aquel muchacho que, mientras se encontraba en el matadero asesinando cerdos para la comida, recibía dulces y caramelos de los soldados que pronto partirían hacia Normandía: «We were killing pigs when the Americans arrived. / (…) Not that we know then / Where they were headed, standing there like youngsters / As they tossed us gum and tubes of coloured sweets«.

La remembranza y el hallazgo del edén de la infancia se aprecian también en «District and Circle», poema que toma su nombre de dos de las líneas más importantes del metro de Londres. La primera es de color verde y su nombre completo es «Metropolitan District Railway», mientras que la segunda es de color amarillo y se llama así porque fue la primera línea que cerró en círculo el perímetro de la ciudad. El poema es una muestra de diversos planos temporales. La voz ingresa al metro y cruza la mirada con un vigilante, mientras que de fondo se oyen las melodías de una flauta irlandesa. Al suceder esto, el tiempo se ralentiza, en tanto que cuando ingresa la muchedumbre, cobra una velocidad sorprendente y la voz poética se ve arrastrada por los túneles del metro hasta llegar a los vagones. Nuevamente el tiempo se detiene y la voz observa, en su propio reflejo en los cristales de la ventana, la mirada de su padre, desatando una serie de emociones diversas y sensaciones confusas en una suerte de viaje psicológico y fantasmagórico.

De la reescritura y el mito
Otro aspecto propio de la poesía de Heaney que encontramos en este libro es el guiño hacia la mitología irlandesa. Si bien esta recurrencia mítica no es tan fuerte y profunda como sucede con la poesía de Yeats, sí es posible detectarla luego de una lectura un poco más profunda. En District and Circle encontramos una

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Cubierta de District and Circle

traducción del gaélico al inglés que hace el mismo Heaney de un poema de Eoghan Rua Ó Súilleabhain’s, «Poet to Blacksmith». En ella la voz poética le pide al herrero que le fabrique un brazo tan grácil y ligero que le permita escarbar y trabajar la tierra, pero que a su vez esté finamente martillado y que al moverlo produzca alegres melodías: «And the best thing of all, the ring of it, sweet as a bell«. Este motivo lo encontramos también en la mitología celta, en «La segunda batalla de Mag Tuired», cuando Nuadu, rey de los Tuatha De Danann, una de las razas mitológicas que gobernaron Irlanda, pierde la mano en la guerra y Credne, el herrero, le fabrica una de plata que pudo utilizar como su verdadera mano. Aunque no haya sido Heaney el autor de «Poet to Blacksmith», es pertinente resaltar que su traducción se ve luego acompañada por un poema suyo, «Midnight Anvil», en el que retoma algunos elementos mitológicos, como la fabricación del brazo y la sutileza de los martillazos que el herrero asesta al yunque para forjar la herramienta: «And Eoghan Rua / Asking Séamus MacGerailt / To forge him a spade / Sharp, well shaped from the anvil, / And ringing sweet as a bell».

Quizás esta reescritura no haya obtenido una feliz contundencia, ya que el poema no refleja mucha naturalidad y se ahoga entre un pobre juego de planos temporales y la torpe representación onomatopéyica de los golpes del martillo. Esto mismo sucede con «Rilke: After the Fire», que no es sino la reescritura del poema «Die Brandstätte», de Rainer Maria Rilke. Pero lo rescatable de esto no es tanto su deseo de retomar la obra de otros poetas, sino la manera que tiene Heaney de rendir homenaje a aquellos autores que gozan de su admiración y simpatía, como Kavafis, Horacio, Seferis, Wordsworth o Auden. Este recurso no es exclusivo de District and Circle, también lo encontramos en otros libros, sobre todo en Electric Light.

De otro lado, los rasgos que no muestran irregularidad alguna y se mantienen igual de fuertes a lo largo de toda su obra son la musicalidad y la maestría de su versificación. En este aspecto, Seamus Heaney es insuperable: los ritmos y la estructura musical de su poesía es tan variada como rica en secuencias de pausas y tonos. La grandeza de su música la encontramos en su versificación corta y en la unificación, en base al uso de guiones, de sustantivos y adjetivos. Prueba de ello lo tenemos en los poemas «The Turnip-Snedder», «A shiver» o «Höfn», cuya lectura es realmente un deleite gracias a la concreción verbal que comporta la unión de vocablos y que son muestra de una encomiable exhuberancia semántica. Así, encontramos en «Höfn»: «And the miles-deep shag-ice makes it move? // I saw it, rigged and rock-set, from above, / Undead grey-gristed earth-pelt, aeon-scruff«.

Este particular uso de la lengua inglesa de Heaney hace imposible la labor del traductor. Por ello, la versión al castellano de Dámaso López García se decanta por sacrificar la musicalidad y la métrica antes que perder el sentido y significado que comporta cada poema de District and Circle. Pero, más allá de lo cuestionable de su decisión y del corto tiempo con el que contó Dámaso López para acabar su trabajo, podemos asegurar que esta traducción es muy superior a la que él mismo hizo de Electric Light, ya que se advierte que esta vez tiene un mayor conocimiento de la poesía del Nobel irlandés.

District and Circle supone para Seamus Heaney un nuevo motivo para retornar a aquellos años atesorados en sus recuerdos, aún sabiendo que, si bien no todo tiempo pasado fue mejor, al menos sí fue más intenso.

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Reinhard Huamán Mori
Barcelona, mayo de 2008

Hilda Hilst: Trece poemas

Hilda Hilst

Hilda Hilst

 

XVI

               O que nós vemos das coisas são as coisas.
               (Fernando Pessoa)

Las cosas no existen.
Lo que existe es la idea
melancólica y suave

que hacemos de las cosas.

La mesa de escribir es hecha de amor
y de sumisión.
En tanto
nadie la ve
como yo la veo.
Para los hombres
es hecha de madera
y esta cubierta de tinta.
Para mí también
más la madera
protege su interior
pues su interior es humano.

Los libros son criaturas.
Cada página un año de vida,
cada lectura un poco de alegría
y esta alegría
es igual al consuelo de los hombres
cuando inquietos permanecemos
en respuesta a sus inquietudes.

Las cosas no existen.
La idea, sí.

La idea es infinita
igual que el sueño de los niños.

                         de: Balada de Alzira [1951]

 

 

NO HABLEMOS.
Y que las voluntades primeras
permanezcan
gigantes y sin forma
sin ningún camino
para el mundo de los hombres.

 

IV

[fragmento]

               A Vinicius de Moraes

En la hora de mi muerte
estarán a mi lado más hombres
infinitamente mas hombres que mujeres.
(Porque fui más amante que amiga)
Sin duda dirán las cosas que no fui.
Como entonces con gran generosidad:
No era mal poeta la pequeña Hilda.

Tendré rosas en el cuerpo, en las manos, en los pies.

Son todos tan delicados
tan delicados…

                         de: Balada do Festival [1955]

 

 

16

No es verdad.
No todo fue tierra y sexo
en mí
si soy poeta
es porque también
se hablar de amor
suavemente.

Y como nadie se
acariciar
la cabeza de un perro
en la madrugada.

 

19

Prométeme que te quedarás
hasta que la madrugada te sorprenda.
Aunque no sea abril
esta noche que desciende
aunque no haya estrella y esperanza
en este amor que amanece

                         de: Roteiro do silêncio [1959]

 

 

I

Nave
ave
molino
y más todo seré

Para que sea leve
mi paso
en vuestro
camino

                         de: Trovas de muito amor para um amado senhor [1960]

 

 

III

Tu sueño no es un sueño común.
Extiendes la vigilia
y aprendes a través de la oscuridad.
También así
el mar reposa.

                         de: Pequenos funerais cantantes ao poeta Carlos Maria de Araújo [1967]

 

 

IV

¿Qué boca ha de roer el tiempo? ¿Qué rostro
Ha de llegar después del mío? ¿Cuantas veces
el tejido leve de mi soplo ha de posarse
sobre la blancura agitada de tu pecho?

¿Atravesáremos juntos las grandes espirales
la arteria extendida del silencio, el vacío
la planicie del tiempo?

Cuantas veces dirás: vida, estrella vespertina, magna-marina
y cuantas veces diré: eres mío. Y en las distendidas
tardes, de largas lunas, de madrugadas agónicas
sin poder tocarte. Cuantas veces, amor

Una nueva vertiente ha de nacer en ti
y cuantas han de morir en mí.

                         de: Júbilo, memória, noviciado da paixão [1974]

 

 

XIX

Si yo supiese
tu nombre verdadero

te tomaría
húmeda, tenue

y entonces descansarías.

Si susurraras
tu nombre secreto
en mis caminos
entre la vida y el sueño

Te prometo, muerte,
la vida de un poeta. La mía:
Palabras vivas, Fuego, Fuente.

Si me tocaras,
amantísima, blanda
como fui tocada por los hombres

en vez de Muerte
te llamo Poesía
Fuego, Fuente, Palabra viva
Suerte.

 

XXII

No me busques ahí
donde los vivos visitan
a los llamados muertos.
Búscame
dentro de las grandes aguas
en las plazas
en el fuego corazón
entre caballos, perros,
en los arrozales, en el arroyo
o junto a los pájaros
o en el reflejo
de otro alguien,
subiendo un duro camino

Piedra, semilla, sal
pasos de la vida. Búscame ahí.
Viva.

                         de: Da morte. Odes mínimas [1980]

 

 

VI

Hoy te canto y después en el polvo que he de ser
te cantaré de nuevo. Y tantas vidas tendré
cuantas me darás para otra vez amanecer
intentándote buscar. Porque vives de mí, Sin Nombre,
sutilísimo amado, relincho del infinito, y vivo
porque sé de ti tu hambre, tu noche de herrumbre
tu pasto es mi verso rociado de tintas
y de un verde negro tu casco en los arenales
donde me pisas hondo. Hoy te canto
y después enmudezco si te alcanzo. Y juntos
iremos a teñir el espacio. De luces. De sangre.
De sangre.

                         de: Sobre a tua grande face [1986]

 

 

XXII

Que las barcazas del Tiempo me devuelvan
la primitiva urna de palabras.
que me devuelvan a ti y a tu rostro
como lo conocí desde siempre: punzante
pero centellante de vida, renovado
como si el sol y el rostro caminasen
porque venia de uno la luz del otro.

Que me devuelvan la noche, el espacio
para sentirme tan vasta y poseída
como si aguas y maderas de todas las barcazas
se hiciesen materia rediviva, adolescencia y mito.

Que te devuelva la fuente de mi primer grito.

 

 

III

Descansa.
El hombre ya se hizo
el oscuro ciego rabioso animal
que pretendías.

                         de: Amavisse [1989]

 

Selección y traducción: Leo Lobos
Fotografía: Archivo Hilda Hilst – CEDAE-IEL-UNICAMP

George William Russell [Æ]. Cosmogonía céltica

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En el principio era el ilimitado Lir [1], un abismo infinito, una invisible divinidad, ni oscuridad ni luz, en quien se daban todas las cosas pasadas y por venir. Allí, al final de un día divino, completado el tiempo y cosechadas las Nueces del Conocimiento, los dioses participan en el Festín de las Edades y beben de una fuente secreta. Su existencia no implica ni vida ni muerte, ni descanso ni sueño, pero todos se hallan maravillosamente juntos. Acunados por la misma paz, yacen en el seno de Lir aquellos que después se encontrarán en el amor o pelearán en el odio. El Gran Padre y la Madre de los Dioses se funden y Cielo y Tierra se pierden, siendo uno en el Infinito Lir.

Æ

(Lurgan, 1867 – Bournemouth, 1935)

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Nada puede ser afirmado ni tampoco revelado acerca de Lir. En el trance solitario, el profeta puede intuir su ser más allá de su suprema visión.

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Es un aliento con muchas voces que no puede hablar con un solo tono, sino que se expresa a través de una multitud. Se encuentra allende los dioses y, si estos quisieran revelarlo, solo sería posible por medio de su propia ida y vuelta a los silencios primigenios. En ello se encuentra la raíz de la existencia de la que brota el Avellano Sagrado, cuyas ramas son los dioses; y, mientras la noche mística tiembla hacia el amanecer, sus hojas y sus brotes y sus centelleantes frutos germinan simultáneamente, extendiéndose sobre las aguas del espacio. Una imagen del futuro se ha creado en la imaginación divina: y Sinan que es también Dana [2], la Gran Madre y Espíritu de la Naturalezacrece sedienta por recoger su señal, marcada en el seno, y así dar a luz de nuevo a su retoño de estrellas y de seres estelares. Entonces, la primera fuente se abre y surgen siete corrientes como siete feroces torbellinos y Sinan es arrastrada, mezclándose con el torrente. Cuando la fuerza del torrente se rompe, también Sinan se encuentra con la muerte.

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Más adelante se desvelarán qué otros nombres recibe el Pozo de Connla y el Avellano Sagrado en la tradición celta: aquí es mejor explicar la cosmogénesis céltica de un modo menos simbólico, sin referencias a nombres que, hasta que puedan ser apropiadamente desvelados, solo provocarían confusión.

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Mananan se ha erigido de la Oscuridad Divina, una suave luz reflexiva antes del amanecer, en la que se funden en una nube las imágenes de los dioses. Pero en Lir hay todavía un inmenso abismo de existencia, una vida emocional demasiado vasta, demasiado espiritual, demasiado remota como para poder hablar de ella, puesto que las palabras que usamos hoy en día no pueden contar su historia. Es el amor aún no inhalado; ni siquiera amor todavía, sino más bien una oculta e impronunciable ternura; o gozo; o la potencia de ambas, que despierta del mismo modo que la proyección de la imaginación divina se refleja en el ser de la Madre y se lanza a abrazarla. La fuente que se encuentra bajo el Avellano se ha roto. La Creación se despierta. Los Muchos se mueven desde el Uno. Una energía o amor o eterno deseo se ha adelantado y busca, entre una multitud de formas ilusorias, al ser infinito que ha abandonado. Es Ængus [5] el Joven, el gozo eterno que se convierte en amor, un amor que se transforma en deseo, y que guía hacia la pasión terrenal y hacia el olvido de su propia divinidad. El gozo eterno se convierte en amor cuando se une con la forma, y las imágenes de una belleza divina danzan frente a él, cautivándolo hacia la lejanía. Este es el primer mundo manifestado, el Tïr-na-n-Oge [6] o Mundo de la Eterna Juventud. El amor se va transformando en deseo a medida que se ve atraído hacia lo profundo de la naturaleza y este deseo construye el Mundo Medio o Mundo de las Aguas. Y, finalmente, mientras toma el símbolo terrenal de su deseo, se va convirtiendo, sobre la faz de la Tierra, en esa pasión que es una muerte espiritual. En otro sentido, Ængus puede ser descrito como el paso a la actividad de un poder latente en Lir, que aplica la divina imaginación, e imprime sobre la naturaleza sus ideaciones en estado espiritual y, de ese modo, causa sus múltiples transformaciones. Es la fuente en la que cada energía encuentra su nacimiento, desde el poder que asienta los cimientos del mundo hasta llegar a la afinidad química, pasando por el amor y toda forma de deseo, tal y como Mananan es la raíz de la vida consciente, que incluye desde el ser imperial de los dioses hasta la consciencia de una hormiga o una ameba. Asimismo, Dana es también la base de cada forma material, desde el imperecedero cuerpo de los inmortales hasta la transitoria cáscara de un mosquito. A medida que esta divinidad emerge de su estado primigenio de ternura o gozo extáticos en Lir, sus rayos divididos, encarnados en forma, pasan a ser parte de una vida con tres caras: la del amor espiritual, la del deseo y la de la oscura sombra de amor. Y estos tres estados poseen, para sí mismos, tres mundos en los que han transformado la naturaleza primigenia de Dana: un Mundo de Eterna Juventud; un Mundo Medio en el que todo cambia con el deseo y que, por tales fluctuaciones, recibe el nombre de Mundo de las Aguas; y, finalmente, el Mundo de la Tierra, en el que la materia ha asumido esa forma sólida cuando aparece inanimada o muerta. La fuerza de la fuente que arrastró a Sinan se ha agotado y Sinan ha encontrado la muerte.

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La imagen de Ængus como una divinidad que todo lo impregna, que conecta primero el ser con el no ser, parece a eones de distancia de ese bello joven de cabellos dorados que toca el tímpano, rodeado de pájaros cantores. Pero el Ængus rubio de los bardos está relacionado con el antiguo Eros, ya que en los misterios de los druidas todos los dioses enviaron testigos radiantes de su ilimitada existencia, los cuales ocuparon los tronos en los palacios de los Sidhe [7], y señalaron el camino a la Tierra Prometida al hombre que se atrevió a ser algo más que un hombre.

Pero, ¿qué es en realidad Ængus y qué es Dana, y cómo pueden volverse reales para nosotros? No pueden ser aprehendidos a través de la lectura de las narraciones legendarias, porque están ya con nosotros. Un niño se sienta en la hierba, bañado por la luz del sol. Se siente arrullado por sus tenues colores. Empieza a perderse en un mundo de ensueños y sus ensoñaciones se llenan de una vaga excitación. Siente placer, un agudo gozo magnético cuando toca la tierra, o al descansar la cabeza en una silenciosa ternura similar a una madre o a una hermana, y su ánimo le impulsa a acercarse a aquello que ama. Tal ternura en el gran corazón soñador de la infancia es Ængus, y el amor materno que se intuye es Dana. La forma que estas divinidades omnipresentes toman en el corazón del niño y de la madre por una parte, deseo; por la otra, una profunda ternura o piedad son los ánimos terrenales más cercanos al primer Amor y a la Poderosa Madre, y a través de ellos se puede comprender vagamente lo divino. Si el deseo permanece puro, gracias a la inocencia o a causa de la sabiduría, este acabará volviéndose, en el hombre adulto, una preocupación por temas espirituales; o, en términos anteriormente citados y que resultan más apropiados, por «el inexpresable anhelo del hombre interno a salir al infinito».

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En cuanto a Dana, la Madre hibérnica de los dioses, ya he dicho que es la primera forma espiritual de la materia y, por tanto, es Belleza. Puesto que todo ser emerge de su matriz revestido de forma, ella es la Poderosa Madre; y, como madre de todo, es esa compasión divina que existe más allá y es la jueza final que imparte justicia a los dioses. Su corazón estará en el nuestro cuando el nuestro perdone.

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© Herederos de George William Russell «Æ»
©
Helena Roig Torres & Reinhard Huamán Mori, de la versión al castellano

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NOTAS

[1] Lir o Ler, es el dios de los mares en la mitología celta.

[2] Dana, cuyo dominativo en irlandés es Donand, es también conocida como Brigit, madre de tres dioses a los que a veces se les designa los nombres Brian, Iuchar y Uar. Es la madre de los dioses célticos, los Tuatha De Danann, que significa «gente de la diosa Dana».

[3] Mananan es hijo de Lir y ocupa un papel importante en muchas de las sagas celtas, pues aparece en el Ciclo del Más Allá, en el Ciclo de la Rama Roja y en el Ciclo Ossiánico. En el Tain Bo Cuailnge, la epopeya celta por excelencia, es el dios de los océanos.

[4] Los Dindsenchas, o Historia de los lugares, son unos documentos geográficos y mitológicos antiguos de Irlanda y algunas zonas cercanas, los cuales se encuentran en el Libro de Leinster, el que a su vez forma parte de uno de los catálogos que contienen los manuscritos recopilados por los copistas cristianos en la Edad Media sobre la antigua literatura celta.

[5] Ængus es hijo de Dagda, conocido también como el Buen dios, mítico rey Tuatha De Danann quien combatió en la Batalla de Mag Tuired.

[6] Cuando los hijos de Míl, la última raza mítica de la cual descienden los actuales irlandeses, vencieron a los dioses tutelares de la isla, los Tuatha de Danann hicieron que estos la abandonaran marchándose a la Tierra de la Eterna Juventud o Tïr-na-n-Oge.

[7] De acuerdo con la mitología celta y el Leabhar Gabhala, o Libro de las invasiones, cuando los Tuatha De Danann fueron vencidos por los hijos de Míl se retiraron a unos palacios subterráneos o Sidhe.

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Poemas. Stella Díaz Varin

Stella Diaz

Stella Díaz

 

La palabra

Una sola será mi lucha
y mi triunfo;
encontrar la palabra escondida
aquella vez de nuestro pacto secreto
a pocos días de terminar la infancia.

Debes recordar
donde la guardaste
debiste pronunciarla siquiera una vez…
Ya la habría encontrado
pero tienes razón ese era el pacto.
Mira como está mi casa, desarmada.
Hoja por hoja mi casa, de pies a cabeza.
Y mi huerto, forado permanente
y mis libros como mi huerto,
hojeado hasta el deshilache
sin dar con la palabra.
Se termina la búsqueda y el tiempo.
Vencida y condenada
por no hallar la palabra que escondiste.

 

 
Breve historia de mi vida

Comando soldados.
Y les he dicho acerca del peligro
de esconder las armas
bajo las ojeras.
Ellos no están de acuerdo.
Y como están todo el tiempo discutiendo
siempre traen perdida la batalla.

Uno ya no puede valerse.
Yo no puedo estar en todo;
para eso pago cada gota de sangre
que se derrama en el infierno.

En el invierno, debo dedicarme
a oxidar uno que otro sepulcro.
Y en primavera, construyo diques
destinados a los naufragios.

Así es, en fin…
Las cuatro estaciones del año
no me contemplan sino trabajando

Enhebro agujas
para que las viudas jóvenes
cierren los ojos de sus maridos,
y desperdicio minutos, atisbando
a la entrada de una flor de espliego
a una simple abeja,
para separarla en dos,
y verla desplazarse:
La cabeza hacia el sur
y el abdomen hacia la cordillera.

Así es
cómo el día de Pascua de Resurrección
me encuentra fatigada,
y sin la sonrisa habitual
que nos hace tan humanos
al decir de la gente.

 

 
Dos de noviembre

No quiero
que mis muertos descansen en paz
tienen la obligación
de estar presentes
vivientes en cada flor que me robo
a escondidas
al filo de la medianoche
cuando los vivos al borde del insomnio
juegan a los dados
y enhebran su amargura

Los conmino a estar presentes
en cada pensamiento que desvelo.

No quiero que los míos
se me olviden bajo la tierra
los que allí los acostaron
no resolvieron la eternidad.

No quiero
que a mis muertos me los hundan
me los ignoren
me los hagan olvidar
aquí o allá
en cualquier hemisferio

Los obligo a mis muertos
en su día.
Los descubro, los trasplanto
los desnudo
los llevo a la superficie
a flor de tierra
donde está esperándolos
el nido de la acústica.

 

Fotografía: Alejandro Stuart

Críptica Girona

Portal gótico de la catedral de Girona

Portal gótico de la catedral de Girona

Después de la caída de Roma, muchas ciudades, sobre todo aquellas que se encontraban alejadas del centro del Imperio, iniciaron una nueva vida y, con ello, una nueva historia. Cobijadas en el despertar de la Edad Media, muchos núcleos urbanos cambiaron su arquitectura por completo y erigieron plazas y templos cada vez más grandes, según la prosperidad económica y la bonanza cultural de la comunidad. Aunque no todas alcanzaron un alto nivel, hubo algunas que sí, como Girona, la segunda ciudad más importante de Catalunya y, quizás, la más bella de todas.

Su casco antiguo es uno de los más exuberantes y mejor conservados de la región. En el Call de Girona, o barrio judío, descubrimos enigmáticas historias; y en algunas de sus edificaciones religiosas se esconden también oscuras simbologías. Ello, porque el ser humano, desde la Antigüedad, ha grabado en piedra sus más furtivos secretos.

Catedral esotérica

Estrechas y empedradas calles medievales

Estrechas y empedradas calles medievales

Es muy conocida la teoría de que las catedrales góticas están ornamentadas con imágenes y símbolos esotéricos, sobre todo las francesas, como la de Chartres o Notre Dame, de acuerdo con el anónimo alquimista Fulcanelli. Esto se aprecia en la Catedral de Girona, en especial en sus vitrales, relieves y esculturas, cuya religiosidad es aparente.

Los símbolos más crípticos se hallan en muchas de las 78 dovelas clave de la bóveda de la Catedral. Entre ellas observamos representaciones de animales o instrumentos ligados con el simbolismo alquímico. Por ejemplo, la olla que Santa Marta revuelve alude al Athanor, esto es, el horno en el que se mezclan los tres elementos primordiales de la Gran Obra; o aquel cuervo posado en la mano del acompañante de San Domènech de Guzman representa el nigredo, primera fase del proceso alquímico.

Claustro musical
Lo más inusual, sin embargo, se advierte en el claustro románico de la Catedral, donde las bestias que adornan los capiteles, según el musicólogo Marius Schneider, encarnan melodías. Así, aves, sirenas, centauros o leones, simbolizan notas musicales y estos, a su vez, mantienen una correlación rítmica con números, planetas, colores y toda clase de categorías temporales e ideológicas. Este bestiario sugiere una relación con sistemas musicales de la India.

Otros de los tantos misterios de Girona se encuentran en sus insólitas esculturas, como el león trepado en una columna de la calle Calderers o aquella cabeza sobre el portal de la sala de sesiones del Ayuntamiento, de cuyo cráneo emerge un árbol; en las sirenas del claustro del monasterio de Sant Pere de Galligants; así como en las adoquinadas calles del Call y sus leyendas de fantasmas; en los prodigios de Sant Feliu, o en las fabulosas fuentes de Girona. Y es que las ciudades, al igual que los hombres, también tienen sus historias: algunas recónditas y oscuras, otras heroicas y fastuosas.

Capitel con león devorando un caballo, claustro de la catedral

Capitel con león devorando un caballo, claustro de la catedral

 

Texto y fotografías: Reinhard Huamán Mori
Publicado en el diario peruano
Expreso, 24.X.2008